Los importadores y exportadores pueden mantener sus mercancías en un lugar habilitado mientras se concreta el destino de carga. A este sitio se le conoce como depósito fiscal. Y es, tanto el lugar como el marco regulatorio que lo acoge.
Así, los procesos de introducir y sacar mercancía del país se hace más sencillo. Pero, además, su uso representa beneficios tanto estratégicos como económicos para las empresas.
En este artículo te contamos qué es un depósito fiscal y cómo puedes usarlo para aprovechar sus ventajas:
¿Qué es un depósito fiscal?
Un depósito fiscal es un régimen aduanero. Es decir, se llama depósito fiscal a una figura legal que existe bajo ciertos parámetros. En este se resguarda una mercancía, importada o exportada, mientras se concreta su llegada al destino final.
De este modo, se puede almacenar una mercancía importada sin tener que hacer los trámites de ingreso al país. Esto en caso de que el destino final sea distinto a donde se encuentra en tránsito.
De igual manera, se puede resguardar en un depósito fiscal una mercancía a ser exportada, que esté también en tránsito por la aduana.
Ahora bien, ¿qué sentido tiene esto? Principalmente facilitar el flujo de mercancía. Al no tener que declarar la importación o exportación de la mercancía, se ahorra tiempo y recursos. Pero, además, se facilita el flujo de esos productos hacia o desde su destino final.
Este régimen especial evita que las empresas deban pagar impuestos al momento, pero solo lo harán si se concreta la importación o exportación definitiva.
En el ínterin, podrán operar con la mercancía dentro de los supuestos que ordena el propio régimen del depósito fiscal.
Usos del depósito fiscal
En general, el depósito fiscal se usa para almacenar las mercancías en un régimen especial durante un periodo determinado. Esto, con el objetivo de realizar procesos bien sea aduanales u operativos sin tener que pagar impuestos.
Esto convierte al depósito fiscal en un régimen transitorio y no definitivo, debiendo concretarse la exportación o importación al final.
Visto así, los principales usos del depósito fiscal son:
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Realizar la gestión burocrática del proceso de exportación o importación.
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Hacer la verificación del cumplimiento de las Normas Oficiales Mexicanas (NOM).
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Administrar el inventario y redirigirlo a cada mercado destino si toca.
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Autorizar a un tercero para la extracción de mercancías.
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Preparar la presentación final de algunos productos.
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Inspeccionar el estado de las mercancías para verificar que no hayan sufrido daño hasta ese punto de su recorrido.
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Etiquetar productos.
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Coordinar embarques para que las mercancías lleguen a su destino final o vayan a otro destino en tránsito.
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Armar y preparar pedidos con condiciones específicas que no se hayan cumplido al momento del embarque original.
Beneficios de usar los servicios de un depósito fiscal
Utilizar un depósito fiscal te da muchos beneficios, tanto económicos como operativos. Estas ventajas inciden en los costos de tu empresa, así como en la oferta que le haces a tus clientes. Los principales beneficios que proveen estos depósitos son:
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Aplazar los pagos de impuestos e irlos pagando solo al momento de retirar una mercancía en específico. Así evitas hacer grandes desembolsos fiscales por mercancía no colocada en el mercado.
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Si importaste mercancía para luego exportarla a otro mercado, puedes hacerlo directamente desde el depósito fiscal. Con ello te evitas así el trámite burocrático de la importación.
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Dispones de un stock a un costo menor del que te tocaría si importas esa mercancía y la trasladas a un almacenamiento.
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Tu operatividad se hace mejor, más eficiente y rápida, en parte gracias a los trámites que no estarás realizando.
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Un poco ligado al punto anterior: las entregas pueden ser más ajustadas en cuanto a tiempo y a cantidades específicas.
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Te ahorras gastos operativos de almacenamiento y también transporte interno, en particular en los casos de mercancías importadas.
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El tiempo que no se gasta gestionando almacén, lo inviertes en ventas y movilidad de mercancía.
Diferencias entre depósito fiscal y recinto fiscal
Es importante aclarar que un depósito fiscal es algo distinto al recinto fiscal. Aunque similares —por eso tienden a confundirse— se trata de dos regímenes y hasta dos espacios físicos diferentes.
Depósito fiscal
Es un régimen especial en la aduana. Su sede física es gestionada por la empresa, en cooperación con el administrador del depósito fiscal, logrando así mantener las mercancías almacenadas sin pagar impuestos.
Respecto a las mercancías, desde el depósito fiscal pueden importarse, exportarse o regresar a su origen siempre bajo la supervisión de las autoridades. También es posible retirar del depósito fiscal la mercancía importada, sea total o parcialmente.
Esto implica que los depósitos fiscales funcionan también como centros de acopio para las empresas que distribuyen en muchos sitios.
Recinto fiscal
Es un espacio físico en la aduana, gestionado directamente por las autoridades. Las mercancías llegan al recinto fiscal cuando va a concretarse su importación. Es por esto que las operaciones que pueden hacerse en el recinto fiscal son básicas y se limitan a manejar, custodiar, cargar o descargar la mercancía.
Este régimen también tiene diferencias en cuanto al tiempo, ya que el periodo de uso del recinto fiscal es limitado, a diferencia del depósito fiscal donde las mercancías pueden permanecer largo tiempo.
Utilizar un depósito fiscal te ahorrará costos, trámites y tiempo, contribuyendo en general a una operatividad más eficiente. Por esto, administrar parte de tu mercancía apoyándote en el régimen de depósito fiscal es una decisión inteligente.
En Akzent sabemos lo importante que es la eficiencia de tu logística. Para contribuir a ella ofrecemos una variada gama de servicios, siempre teniendo en cuenta las necesidades de tu empresa.
Contáctanos si necesitas asesoría sobre el uso del régimen de depósito fiscal. Nuestro personal está listo para ayudarte a encontrar la mejor opción para tu empresa.
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